CONOCENOS | PATRIMONIO NATURAL

El río Cinca y su afluente el Sosa son los dos cursos fluviales que atraviesan la comarca y le dan carácter, interviniendo en la evolución reciente del relieve.

Otros elementos importantes del paisaje son los cerros, sasos y muelas, como la muela de Terreu en Conchel (punto culminante del Sur de la comarca, de 477 m de altitud), relieves tabulares constituidos por estratos de arenisca, o de calizas de origen continental, que se asientan sobre capas de arcillas. Todos estos materiales datan del Terciario (Mioceno), excepto los conglomerados (pliocuaternarios). A sus pies se extienden rampas de erosión y grandes superficies llanas, donde abundan los suelos salinos.

En la Almunia de San Juan, Cofita y Fonz encontramos materiales yesosos del Keuper (Oligoceno inferior) que forman parte del anticlinal Barbastro-Balaguer. 

Finalmente, al Norte del pueblo de Fonz aparecen las calizas eocenas, cretácicas y triásicas de la Carrodilla, en los contrafuertes meridionales de las  Sierras Exteriores del Pirineo oscense que forman el borde Sur del manto de Gavarnie. En ellas se encuentra el punto más alto de la comarca (La Cruceta, 826 m de altitud).

 

Formas de erosión y sedimentación

1. Cárcavas. Se forman a consecuencia de las tormentas repetidas. El flujo superficial del agua aprovecha primero los cauces que se insinúan en el terreno (surcos de arroyada), que se van ampliando y encajando. Si la velocidad y el caudal adquirido a causa de la pendiente son elevados, los efectos erosivos evolucionan hacia la formación de una red de cárcavas y barrancos de dimensiones variables. Muy llamativas en la vertiente norte de la Muela de Terreu en Conchel.

2. Taffoni y alveolos. Formas cavernosas en escarpes verticales causadas por la meteorización mecánica de las areniscas bajo clima semiárido, que provoca la disgregación y descamación de la roca. Notables en los sasos que rodean Monzón.

3. Ripas. Escarpes verticales formados por la incisión lineal de los ríos que cortan de forma abrupta los materiales terciarios de la plataforma estructural de los Monegros. Destacan las de Alcolea de Cinca, con estratos multicolores de lutitas en la base.

4. Valles. Barrancos de fondo plano en terrenos yesíferos. Su morfología actual obedece a que han sido rellenadas con sedimentos finos procedentes de las laderas.

5. Paleocanales. Corresponden a canales fluviales de tipo trenzado rellenos por materiales finos. Son de edad miocena.

6. Lapiaces y dolinas. Formas de erosión típicas de paisajes cársticos en zonas calcáreas; el agua de lluvia disuelve la roca y la horada, dejando  un micromodelado de estrías y crestas, cavidades de dimensiones variables y hundimientos del terreno. En nuestra comarca son de pequeña extensión (La Carrodilla en Fonz) y se dan también en yesos, como las Gesas en La Almunia.

7. Conos de deyección. Depósitos que se formas al pie de las pendientes abruptas de los sasos y muelas, al disminuir de forma brusca la pendiente y con ella la velocidad del agua; tienen forma de abanico.

8. Glacis de erosión. Se forman entre las laderas de los sasos y las zonas deprimidas inferiores; en ellos, derrubios de origen cuaternario generados por un clima subárido y frío forman suaves rampas o explanadas prácticamente horizontales debidas al régimen irregular y a veces extremo de las precipitaciones. Los depósitos presentan abundante matriz arcillosa y un contenido variable en cantos.

9. Terrazas fluviales. Sedimentos aluviales que quedan colgados sobre el curso de un río conforme éste se va encajando en el canal de estiaje. Corresponden a distintas fases climáticas en las que la dinámica del río ha cambiado por variaciones en el caudal relacionadas con los ciclos de las glaciaciones cuaternarias (al menos cuatro). Constituidas por limos, arenas y gravas, éstas con gran variedad litológica, con cantos de origen sedimentario, metamórfico, plutónico y volcánico.

 

Aprovechamiento de estratos geológicos, formas de erosión y rocas

El tallado in situ de los potentes estratos de arenisca para diversos usos viene realizándose en nuestra comarca desde tiempos prehistóricos. Encontramos cuevas, usadas como habitáculos, refugios, para guardar aperos de labranza o como bodegas, columbarios (espectaculares series de pequeños nichos labrados en la roca, por ejemplo bajo la ermita de la Alegría de Monzón) y también conducciones de agua o aljibes, trece de los cuales han sido inventariados en la Almunia de San Juan, donde también se pueden ver las escalinatas de un calvario de piedra en este tipo de roca. En el Adamil de Monzón también hay tumbas iberas excavadas en arenisca.

De la Gesa se extraían rocas yesíferas para la fabricación de yeso, que se cocían en hornos, y lo mismo se hacía con las calizas de la Carrodilla para fabricar cal. Con el establecimiento de la industria del cemento en Monzón se pusieron en explotación las canteras de Fonz, a cielo abierto, que aún siguen en funcionamiento. Con arcillas, tan abundantes en la comarca, se fabricaban adobas y tejas.

Existen algunos edificios singulares o casas particulares en los pueblos de toda la comarca construidos con sillares y otros elementos arquitectónicos tallados en la roca extraída de las canteras cercanas o traída de más lejos. La más apreciada era la caliza, aunque también se utilizó la arenisca, el conglomerado, grandes cantos rodados y hasta el yeso, éste último en algunos abrigos pastoriles. La tosca, roca porosa apreciada para hornos de pan, se extraía de otros lugares más serranos (en la cercana Litera se encuentra en Gabasa).

Los aluviones depositados en las terrazas fluviales (arenas, gravas), sobre todo las más recientes, se han explotado de manera intensiva, a veces incontrolada, con el fin de extraer áridos para la construcción.

Las prácticas agrícolas en las vales que la erosión ha ido labrando en las gesas, rellenas de sedimentos finos bastante fértiles, han traído consigo su deterioro.

Los manantiales son poco frecuentes, siendo los más destacables los de Conchel y Fonz (Ojo de la Fuente, que suministra el agua al pueblo), más algunos como el de la Fuente del Saso, en Monzón o Los Leones en Albalate. Su ubicación suele coincidir con un cambio en la permeabilidad de los estratos; en el Ojo de la Fuente, por ejemplo, aprovecha el contacto entre calizas y yesos.